jueves, 23 de agosto de 2012

Ecce vetula (He aquí a la anciana)

Ecce vetula o, "he aquí a la anciana".

Durante el siglo XIX, un pintor llamado Elías García Martínez pintó un fresco de Jesucristo al que le puso de nombre Ecce homo, en una iglesia de Borja (España). Es una de tantas obras mediocres o, en palabras del diario El País "de escaso valor artístico", y hubiera pasado al olvido o, más probablemente, se hubiera terminado de deshacer hasta desaparecer si no fuera por doña Cecilia Giménez. 

La señora, demás de 80 años, decidió restaurar la obra, con sus propios medios y tal y como su escasa experiencia y su abundante buena voluntad se lo permitieron.

elpais.es

Ahora, los medios locales y extranjeros se rasgan las vestiduras publicando artículos sobre cómo la anciana "ha destrozado una pintura" (El Comercio, Perú),  y cómo expertos intentarán rescatar los daños.

Yo opino - y es aquí cuando mis amigos restauradores dejarán de hablarme - que no se debería "rescatar nada". Que, en realidad, no hay nada que rescatar, sino todo lo contrario.

Honestamente, me parece la cosa más linda que he leído en mucho tiempo. ¡Y prefiero la versión de la anciana! ¿Cuál es el valor del arte "muerto", sin restaurar, sin reclamar sus significados? Ese fresco estuvo ahí por más de cien años, ignorado excepto por las pocas personas que lo conocían y, quizás, hasta le rezaban. Una obra mediocre, que acumulaba polvo, y que estaba destinada al olvido. Los fieles locales, únicos usuarios a los que esta imagen importaba realmente, eran los únicos que sentían su partida, eran los únicos que habían construido una relación afectiva con ella; para ellos y sólo para ellos, éste no era un arte "muerto".

La señora lo entendió muy bien y tuvo la valentía de hacer lo que nadie antes se había preocupado de hacer. Y en el hecho de "restaurar" la obra a su manera, la carga de significados, de vida, de gusto, y hace explícita la relación estética y afectiva entre ella y el Cristo.

Parafraseando a un amigo, la señora Giménez, en su descarga afectiva y llena de buena voluntad, será más conocida que Elías García Martínez (de quien, estoy segura, nadie había oído hablar antes) y con merecidas razones.

Me parece que regresar la pintura a su estado original sería ignorar un bellísimo capítulo de su propia historia. Cristos sufrientes hay miles, señoras empeñosas y creativas, no suficientes. Y una obra de arte que se resista a morir, gracias al esfuerzo de las personas que se comprometen con ella, y no sólo porque se encuentra colocada en un determinado museo, es algo muy extraño y precioso.

[Me acabo de enterar que existe una petición para mantener la intervención de doña Giménez. Si te interesa participar, ingresa a este enlace]

martes, 21 de agosto de 2012

Las ciudades invisibles I (I. Calvino)

"Kublai Kan había advertido que las ciudades de Marco Polo se parecían, como si el paso de una a la otra no implicara un viaje sino un cambio de elementos. Ahora, de cada ciudad que Marco le describía, la mente del Gran Kan partía por cuenta propia, y desmontada la ciudad parte por parte, la reconstruía de otro modo, sustituyendo ingredientes, desplazándolos, invirtiéndolos.

Marco entretanto continuaba refiriendo su viaje pero el emperador ya no lo escuchaba, lo interrumpía:

— De ahora en adelante seré yo quien describa las ciudades y tu verificarás si existen y si son como yo las he pensado. Empezaré a preguntarte por una ciudad en gradas, expuesta al siroco, en un golfo en media luna. Ahora diré alguna de las maravillas que contiene: una piscina de vidrio alta como una catedral para seguir la natación y el vuelo de los peces golondrina y extraer auspicios; una palmera que con las hojas al viento toca el arpa; una plaza rodeada por una mesa de mármol en forma de herradura, con el mantel también de mármol, aderezada con manjares y bebidas todos de mármol.

—Sir, estabas distraído. De esa ciudad justamente te estaba hablando cuando me interrumpiste.

—¿La conoces? ¿Dónde está? ¿Cuál es su nombre?

—No tiene nombre ni lugar. Te repito la razón por la cual la describía: del número de ciudades imaginables hay que excluir aquellas en las cuales se suman elementos sin un hilo que los conecte, sin una regla interna, una perspectiva, un discurso. Ocurre con las ciudades como con los sueños: todo lo imaginable puede ser soñado pero hasta el sueño más inesperado es un acertijo que esconde un deseo, o bien su inversa, un miedo. Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso sea secreto, sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas, y toda cosa esconda otra.

—No tengo ni deseos ni miedos —declaró el Kan —, y mis sueños están compuestos o por la mente o por el azar.

— También las ciudades creen que son obra de la mente o del azar, pero ni la una ni el otro bastan para mantener en pie sus muros. De una ciudad no disfrutas las siete o las setenta y siete maravillas, sino la respuesta que da a una pregunta tuya.

—O la pregunta que te hace obligándote a responder, como Tebas por boca de la Esfinge."

Calvino, Italo (1998) Las ciudades invisibles. Madrid: Siruela. p 23.

miércoles, 15 de agosto de 2012

El Palacio Dorado (Octavio Chuquiruna)

¿Sería posible decir que Octavio Chuquiruna es a la arquitectura como Eliot Tupac al diseño gráfico? ¿Algún día será así?







El Palacio Dorado. Av. Puente Piedra Sur, 1308.

viernes, 10 de agosto de 2012

Arquitectura para todos los días, una hipótesis (A. Saldarriaga) III

Segunda parte.

Pluralismo Profesional

La comunidad mundial de la arquitectura profesional es en si misma una "sociedad heterogénea" en la que hay aparato dominante, estratos, subculturas, etc. El pluralismo del discurso arquitectónico contemporáneo indica no sólo multitud de posibilidades, también señala desconcierto. Mientras los postulados de la arquitectura moderna permanecieron como paradigma, el discurso fue relativamente estable y la unidad profesional se mantuvo. Si bien el discurso dominante es todavía el de la arquitectura moderna, la unidad cultural de la profesión dista mucho de ser una realidad. El pluralismo actual no atiende solamente cuestiones estéticas o técnicas, va mucho más allá, toca asuntos politicos e ideológicos y afecta considerablemente la estabilidad del campo epistemológico de la arquitectura, el que, gracias a la aparente solidez del discurso moderno, pareda haber llegado ya a un grado suficiente de maduración. Las tendencias de la práctica están todavía unificadas por las condiciones impuestas por los sistemas de poder. Las alternativas conceptuales se extienden en múltiples direcciones buscando nuevamente una definición del papel de la arquitectura en el mundo contemporáneo. Puede pensarse por lo tanto que hoy no existe acuerdo acerca de lo que "es" la arquitectura, no hay definición precisa de sus bases y de sus alcances. Se necesita un tipo especial de acuerdo colectivo en el interior mismo de este espacio de conocimiento, basado en el reconocimiento de su papel en la vida colectiva y de las implicaciones culturales de su práctica.

Arte y Cultura Arquitectónica


Un aspecto importante en este proceso es la resolución de las dicotomías entre creación y toma de decisiones y entre arte y producción masificada. Los valores artísticos, fruto del trabajo creativo, se aprecian generalmente como la cualidad cultural más duradera de la arquitectura. A valores de índole práctica no se atribuye valor cultural especial, se consideran condiciones sine qua non de la estructura productiva, sin tener en cuenta que esa producción ingresa al campo cultural general y afecta considerablemente la existencia de las comunidades y las personas. La "pragmatización" impuesta sobre la cultura colectiva no se contrarresta únicamente con la presencia de unas pocas obras significativas. Si los pocos espacios y edificios que se diseñan con mentalidad creativa o artística fueran capaces de cambiar el efecto del control pragmático del espacio colectivo probablemente no existirían problemas críticos en el entorno contemporáneo. La realidad muestra un aspecto contrario. Los edificios significativos desaparecen ahogados en un océano de obras anónimas, indeterminadas las que efectivamente constituyen el mayor volumen construido del en torno contemporáneo. El ensimismamiento de la conceptualización arquitectónica en torno a la definición circular de sus propiedades no da cabida al reconocimiento de las condiciones en la que la arquitectura participa de la vida.


Las relaciones actuales entre la práctica profesional de la arquitectura y la vida en el entorno colectivo se basan más en su poder social que en su poder cultural. La importancia asignada a los controles normativos y restrictivos y a la producción masificada no provee espacio para la búsqueda de acuerdos culturales efectivos. En el mundo contemporáneo. el ciudadano debe "adaptarse" a hostilidades generadas por las intervenciones de la planeación y la arquitectura. Entre todas las formas de violencia cotidiana. En un mundo de desigualdades la pobreza es castigada impacto es muy fuerte, dada su relación directa con la existencia cotidiana. En un mundo de desigualdades la pobreza es catigada particularmente, a ella se destinan los controles más severos, la masificación y la ausencia de todo respeto cultural. La pobreza en el mundo contemporáneo es sin embargo el motivo de superviviencia y vigencia de tradiciones y costumbres y de infinidad de formas alternativas de apropiación, adecuación y embellecimiento del espacio habitable, formas que en su precariedad testifican el poder creativo de gentes que se enfrentan a la lucha de sobrevivir en sociedades que no están hechas para ellas.

Significado

El entendimiento del entorno está ligado a las acciones que sobre él se desarrollan. La condición que propone la consideración de la arquitectura como "arte" difiere de la condición que represen~a la arquitectu.ra com? práctica cultural. En la primera las cuahdades del objeto pnman sobre su relación con las experiencias vividas, las que dependen para ser válidas de la interpretación de esas cualidades. En la segunda, las cualidades de la vida imprimen carácter a los objetos y estos a su vez se incorporan como parte de esas cualidades. El "hacer parte", el "pertenecer", son requisitos para entender el entorno como un hecho viviente, sin ser condiciones obligatorias para entenderlo como objeto. El distanciamiento social del arquitecto, eco del aislamiento cortesano de siglos anteriores, no corresponde con las demandas apremiantes de sociedades en crisis y de entornos abrumados por intervenciones carentes de sentido cultural. Si, como ha dicho Bernard Berenson (1941) el arte contribuye a la "expansión de la vida", la arquitectura sólo puede llegar a ser arte al pennitir que la vida crezca en los edificios y espacios que ayuda a producir.

El significado del entorno es un valor cultural. Cuanto más significativa es la arquitectura, más aporta al habitante que la integra en su cotidianidad. En el entendimiento del significado de la arquitectura se ha dado hsta ahora singular importancia al estudio de las propiedades semióticas del lenguaje especializado y de los ejemplos monumentales del pasado y poca o ninguna importancia al sentido comunicativo del espacio cotidiano. Significado es comunicación. La comunicación, más allá de la frontera de la "información", implica receptividad, internalización y entendimiento. La comunicación es la substancia básica de la cultura. De ahí que el significado de la arquitectura sea un ingrediente básico de la práctica cultural de la arquitectura. Hacer lugares es dar significado a espacios que no lo poseen.

Saldarriaga Roa, Alberto (1988) Arquitectura para todos los días. La práctica cultural de la arquitectura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. pp 82-83.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Arquitectura para todos los días, una hipótesis (A. Saldarriaga) II


Primera parte.

Lugares y Eventos

La práctica cultural de la arquitectura se inicia con el entendimiento del entorno habitable como la asociación simbiótica "lugares" y "eventos" o acontecimientos. Los lugares son los recintos físicos organizados y dispuestos a responder a demandas específicas de alojamiento de personas y eventos. Los eventos o acontecimientos que se suceden en el entorno son proyección de intereses y acciones culturalmente moldeados. La reducción habitual del entorno a la categoria de objeto, excluye la consideración de su "vida", de lo que acontece en él. La separación epistemológica correspondiente excluye el conocimiento de esos eventos, los que se trasladan al campo de interés especializado de las ciencias sociales. La relación entre lugares y eventos sólo es atendida en casos especiales en los que, según el interés de quien conoce, se profundiza en las dimensiones culturales del espacio o en las dimensiones arquitectónicas de la existencia.

Podria argumentarse que el concepto de "función" que hace parte del discurso moderno de la arquitectura es una manera de abstraer los acontecimientos para incorporarlos en el desarrollo de métodos de trabajo y en propuestas conceptuales. La reducción implícita en la noción de función y la consecuente eliminación de las circunstancias culturales no permiten evidenciar ni las causas ni las consecuencias de las relaciones entre las personas y los lugares y entre estos y los eventos que en ellos suceden. El entorno habitable es una trama compleja que no puede reducirse a un esquema o modelo funcional, mecanicista. Su entendimiento es, como ya se dijo antes, un asunto multidimensional, la conjunción de varias prácticas discursivas, un proceso constante y dinámico en el que el papel de quien entiende no es el de simple espectador sino de participante activo.

Los Acuerdos Colectivos

El destino de cualquier lugar arquitectónicamente concebido es el de ser albergue, contenedor o escenario de eventos individuales y colectivos, cotidianos y excepcionales, formales e informales. Un lugar no es un evento en s1 mismo, pero por fuerza de su historia, de sus cualidades espaciales o de su significado puede adquirir ese carácter, el que se proyecta en la generación de actos de reconocimiento, que se suman a aquellos eventos que usualmente alberga. Ejemplo de esto lo suministran los espacios y edificios cuyas cualidades los convierten en "hitos" culturales a nivel local, regional, nacional o mundial. Son los lugares, eventos de la arquitectura humana. Desde el punto de vista de la cultura colectiva, la relación cotidiana entre lugares y eventos es más significativa que la simple colección de espacios y edificios de carácter monumental pero estos constituyen también hitos significativos en esa vida. La consideración "a priori" de un lugar como evento corresponde con su exaltación "a priori" a la categoria de monumento. Hacer "lugares" es, desde otro punto de vista, concebir espacios que generen intereses y faciliten acontecimientos. Este es otro objetivo de la arquitectura como práctica cultural.

En un lugar culturalmente significativo se manifiestan acuerdos colectivos, representados en los eventos que en él se suceden. Esos acuerdos se evidencian en el ordenamiento visual de los componentes de un lugar, en el manejo de tipos arquitectónicos comunes, en la orquestación de las actividades que en él se efectúan y especialmente en los significados compartidos por los miembros de la comunidad, los que pueden incluso transferirse a personas que no pertenecen a esa comunidad. Testimonios suministrados por los recintos históricos, por los asentamientos tradicionales y por aquellas intervenciones profesionales culturalmente exitosas comprueban la validez de estas afirmaciones. Los "desacuerdos" colectivos se evidencian en la ausencia de eventos significativos en los espacios construidos que indican el desajuste entre habitantes y entorno, el que a su vez se proyecta en diversas formas de violencia visual y espacial. Los "no lugares" que abundan en el mundo corroboran esta apreciación. El concepto de "hacer lugares" no implica solamente construir edificios o espacios y se relaciona con el establecimiento y el fortalecimiento de acuerdos colectivos en torno al espacio habitable. En una sociedad masificada el espacio genera adaptación y sometimiento. En una sociedad heterogénea la arquitectura como práctica cultural se enfrenta a la necesidad de establecer múltiples niveles de acuerdo, es una mediadora de intereses en busca de un entorno significativo.

Tercera parte.

Saldarriaga Roa, Alberto (1988) Arquitectura para todos los días. La práctica cultural de la arquitectura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. pp 82-83.

lunes, 6 de agosto de 2012

Arquitectura para todos los días, una hipótesis (A. Saldarriaga) I

"La heterogeneidad social, la diferenciación entre distintos niveles de cultura, y la presencia dominante de una cultura pública establecen distinciones entre prácticas culturales de diverso alcance social y significado, y contribuyen enormemente a su estratificación y segregación. Algunas prácticas son legitimas mientras que otras son marginales y periféricas. La práctica profesional de la arquitectura, legitimizada por su posición en la escala de poder, adopta condiciones culturales igualmente legitimizadas en el sistema correspondiente y se proyecta sobre la sociedad como modelo que contribuye a reafirmar las ideologías e intereses hegemónicos. La arquitectura como práctica en estas condiciones es equivalente a otras prácticas contemporáneas de índole polftica, económica y técnica. El discurso teórico de la arquitectura, separado actualmente como ya se ha visto del "mundo de la vida", se define dentro de un esfera especial, en niveles equivalentes a los del arte o la ciencia, para proponer en términos abstractos un reconocimiento de su propia identidad. Es en esta esfera dónde la idea de "práctica arquitectónica" es análoga a la de "práctica artística" y eventualmente a la de "práctica cientifica", culturalmente legitimadas por el poder.

La práctica cultural de la arquitectura

Planteada en términos simples, la práctica cultural de la arquitectura se dirige hacia la obtención de relaciones significativas entre los habitantes y el medio en que habitan. En la vida cotidiana, esas relaciones se expresan a través de intereses específicos, guiados por orientaciones culturales las que a su vez contienen los elementos inducidos por los mecanismos. Los intereses de carácter existencial se fusionan en el espectro de intereses de carácter cultural, formando un sólo bloque. La influencia de los intereses del poder sobre esta "cotidianidad" depende del grado de penetración de los mecanismos de control social en la conciencia colectiva e individual. Los intereses de los habitantes son un eco de los intereses del poder, cuando estos se proyectan fuertemente sobre ellos a través de esos mecanismos. El determinismo posible de este esquema se fractura en la medida en que subsistan valores diferentes, bien sea por tradición, marginalidad, aislamiento, o rebeldía contra las imposiciones, creándose un campo amplio de posibilidades de hacer del entorno algo significativo, las que usualmente se encuentran en desventaja frente a las opciones ya establecidas y legitimizadas por los sistemas de poder.

causeche.blogspot.com
La relación entre los profesionales de la planeación y la arquitectura y el entorno se expresa igualmente en intereses derivados de su conocimiento y de la capacidad para intervenir sobre él. Al igual que los intereses de carácter existencial y cultural, los "intereses arquitectónicos" del profesional se ven sujetos al impacto de los intereses del poder. El deliberado aislamiento del discurso conceptual de la arquitectura puede entenderse como un intento por trascender los límites e imposiciones de estos intereses, pero puede ser fácilmente traducida en simple escapismo. La conservación de esta forma de libertad intelectual orienta la discusión hacia niveles en los que priman consideraciones de índole abstracta, metadiscursos y metalenguajes, La práctica, obligatoriamente inmersa en el campo de congrontación de las fuerzas sociales y culturales, se ve desprovista de un discurso que le oriente mejor en la lucha que debe realizar todos los días. La práctica cultural de la arquitectura implica precisamente el encuentro de intereses provenientes de los diversos participantes en la construcción y reconstrucción del entorno, encuentro que debe llevarse a cabo tanto en el plano de las ideas como en el plano de las acciones."

Segunda parte.

Saldarriaga Roa, Alberto (1988) Arquitectura para todos los días. La práctica cultural de la arquitectura.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. pp 81-82.

sábado, 4 de agosto de 2012

Las comunidades primitivas y el origen de los edificios (Vitruvio)

Mas al tener los humanos una enorme capacidad natural imitativa que aprende con facilidad, día a día mostraban unos a otros sus logros, satisfechos de sus propios descubrimientos, y, de esta forma, cultivando su ingenio en las posibles disputas o debates, lograron construir cada día con más gusto y sensatez. En un primer momento, levantaron paredes entrelazando pequeñas ramas con barro y con la ayuda de puntales en forma de horquilla colocados en vertical. Otros levantaban las paredes, después de secar terrones de tierra arcillosa, uniéndolos y asegurándolos con maderos atravesados que por la parte superior cubrían con cañas y follaje, con el fin de protegerse de las lluvias y de los fuertes calores. Posteriormente, las techumbres, incapaces de soportar las borrascas de las tempestades invernales, fueron sustituidas por techos de doble pendiente, y así, cubriendo con barro las techumbres inclinadas, consiguieron que se deslizaran las aguas de lluvias.

[...]

mockitecture.blogspot.com
Ahora bien, como con la práctica diaria lograron adquirir unos métodos más adecuados para la construcción, utilizando su talento y su astucia y gracias a su actividad cotidiana, consiguieron una buena técnica o profesionalidad; fueron potenciando su habilidad en sus obras y se consiguió que, quienes fueron más diligentes y constantes, profesaran ser artesanos. Por tanto, como realmente fue así en un primer momento y como la naturaleza ha concedido a los humanos no sólo los sentidos -como, en cierto modo, al resto de animales- sino también les ha proporcionado la facultad de pensar, de reflexionar, de deliberar, por ello sometieron al resto de animales a su poder y autoridad; consecuentemente, fueron haciendo progresos paso a paso en la construcción de sus edificios; prosiguieron con otras técnicas y ciencias prácticas y de empezar llevando una vida como las fieras salvajes, pasaron a una vida propia y digna del hombre, más doméstica. Conjugando análisis y reflexiones más complejas, que surgían de la variedad de las distintas artes, consiguieron perfeccionar sus chozas construyendo viviendas cimentadas; levantaron paredes de ladrillo o bien, con piedra y con diversas clases de madera y cubrieron sus techumbres con tejas. Posteriormente, fueron capaces de descubrir la sólida estructura de la simetría, a partir de tanteos inciertos y dubitativos, mediante la observación constante de sus logros. Cuando cayeron en la cuenta de que la naturaleza era sumamente pródiga en maderas, adecuadas para construir, que ella misma se las proporcionaba, utilizándolas convenientemente fomentaron su calidad de vida, potenciándola por medio de las artes.

Marcus Vitruvius Pollio (25 a. C.) De Architectura, Libro 2, capítulo 1. Madrid: Alianza Forma. pp 54-56.


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